Te has apuntado al gimnasio y te han dado una tabla de ejercicios. Como quieres resultados rápidos, agarras un peso considerable que te supone un desafío. Tienes que levantarlo diez veces. Sin embargo, cuando llegas a la octava repetición, tus músculos se ponen en huelga. Notas que están ‘ardiendo’, y que no podrías hacer otra repetición más, aunque te pusieran un montón de dinero delante. Enhorabuena, has llegado al fallo muscular.