«Un grupo de 14 a 18 preadolescentes de Highlands que te rodea tras la manifestación del 8M porque vas de morado y te pregunta febril: «¿Eres feminista?», «¿No crees en Jesucristo?», «¿Qué piensas de Podemos?», «¿Y de Vox?», «¿Amas los toros?» te hace sentir vértigo porque los ves adiestrados para hacer ostentación reaccionaria y desafiar a quien disiente
Detenido un capellán de un colegio del Encinar de Madrid acusado de abusos sexuales
Llueve con ganas en España estas semanas. El pasado sábado, las feministas tuvimos que desafiar al temporal para reivindicar la igualdad y conjurarnos frente a la amenaza de retrocesos fascista. Yo me coloqué una gabardina color buganvilla, ya sabéis, entre fucsia y morado, y unas katiuskas muy chulas, con estampado de viñetas de comic en esos tonos. Prendas para el agua compradas en Cantabria en esos veranos en que vuelvo a las raíces como tantos jándalos. Esa noche, tras la manifestación y el tapeo con amigas, las botas propiciaron un encuentro inquietante. Revelador de peligros que afrontamos como sociedad y que no se resuelven con los rearmes bélicos a los que nos empujan, sino intelectuales y cívicos.