Los pensionistas han sido el colectivo más movilizado en la última década, con una fuerte y continua protesta durante años. Quienes han rechazado el decreto Omnibús temen que se reanime la movilización y se vuelva en su contra. Y ello con el horizonte siempre presente de un adelanto electoral
Nada más tumbar el miércoles el decreto Omnibús, los diputados del PP salieron a la carrera buscando un micrófono para dejar claro, clarísimo, clarinete, que ellos defienden a muerte a los pensionistas. Y para que no hubiera dudas, presentaron en el Congreso su propia proposición para subir las pensiones. Lo mismo al día siguiente, con sus portavoces aprovechando programas matinales, tertulias, ruedas de prensa y corrillos de Fitur para repetir la misma consigna: la culpa de que los pensionistas pierdan dinero no es nuestra, sino del gobierno. “Han tomado como rehenes a los pensionistas”, “usan a los pensionistas como escudos humanos”, “las pensiones y los pensionistas son sagrados para nosotros”…
En el fallido decreto había otras medidas que también caen, y que afectan a muchos ciudadanos: protección contra desahucios y corte de suministros, subida de pensiones no contributivas y del Ingreso Mínimo Vital, bono social eléctrico, bonificaciones al transporte, ayudas por la DANA… Pero la derecha centró todo en los pensionistas. Su socio de votación, Junts, también se pasó el jueves apoyando la subida de las pensiones, incluso con un vídeo de Puigdemont acusando a Sánchez de “importarle un rábano los jubilados”.
Desde el gobierno defienden el lote completo del decreto, pero también insisten en los pensionistas, deslizando una y otra vez el mensaje de que cuando llegue febrero y vean menos dinero en su pensión, se acuerden de PP, Vox y Junts, culpables de causar “dolor social”.
¿Y qué dicen los pensionistas? Supongo que estarán hasta las mismísimas pensiones de que unos y otros les anden tocando las pensiones a estas alturas. Se les deben de hinchar las pensiones cuando oyen las acusaciones cruzadas de gobierno y oposición. Pero también se les ponen muy gordas las pensiones al ver cómo los partidos los siguen viendo con el paternalismo político que en tiempos consideraba a los pensionistas un “voto cautivo”, a merced de que el gobierno de turno les concediese una subidita.
Lejos de ser un voto cautivo, conservador, despolitizado y seguidista con quien gobierne, los mayores han sido el colectivo más movilizado en la última década, con una fuerte y continua protesta durante años, por todo el país pero con especial fuerza en el País Vasco. Y no lo hacían para pedir una subidita de sus pensiones, sino para defender la sostenibilidad del sistema (es decir, sus pensiones pero también las nuestras) y la mejora de las pensiones mínimas, que en España siempre han sido muy mínimas.
Supongo que eso es lo que temen hoy los que han rechazado el decreto Omnibús: que se reanime la movilización de los pensionistas, y se vuelva en su contra. Y ello además con el horizonte siempre presente de un adelanto electoral. Los pensionistas son ya el primer grupo por edad cuando hay elecciones: más de diez millones de votantes mayores de 65 años, muy superior al grupo de los votantes jovenes de menos de treinta años, tendencia que solo puede ir a más en una sociedad cada vez más envejecida. No solo son más, sino que siempre han sido los menos abstencionistas, y los más decisivos en muchas provincias que se van despoblando de jóvenes, y que reparten escaños vitales en el Congreso. Como para tenerlos en contra. Mejor nos les toquen mucho las pensiones.