Ha trabajado siempre como periodista, pero también ha sido músico en Cracovia, dibujante en Siena, cocinero en Copenhague y repartidor de publicidad en Buenos Aires, aunque fuera “solo por un día”. Presume de tener siempre “los cuatro fuegos de la cocina encendidos” y, a sus 50, acaba de debutar en la novela infantil tras una docena de libros entre poesía, relatos, novelas y ensayos. (Babidibú, 2025) aborda en tres episodios cómo superar algunos de los miedos infantiles más comunes y que se presentan ante el protagonista y su amigo Miguelito en forma de manchas fantasmagóricas, estigmas demoníacos y luces que se encienden solas.