La ‘batalla del bourbon’: la UE busca el equilibrio entre responder a Trump sin perjudicarse y mantener la negociación

Los ministros de Comercio perfilan la respuesta de la UE a los aranceles de EEUU, que tendrá varias fases con el objetivo de llegar a una solución pactada

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Los ministros de Comercio de la Unión Europea perfilan este lunes en una reunión extraordinaria la respuesta a los aranceles de Donald Trump. La frase más repetida a su llegada a Luxemburgo ha sido la necesidad de evitar una guerra comercial, pero una vez que es una realidad, con nefastas consecuencias para la economía mundial que se visualizan en el tercer día negro para las Bolsas, en lo que coinciden es en que debe haber una respuesta “respuesta firme y proporcionada”. Y el equilibrio que busca la UE es un triple objetivo: golpear a EEUU sin perjudicar los intereses europeos manteniendo la mano tendida a la negociación.

El caso del bourbon ejemplifica el temor que tienen varias capitales europeas, entre ellas París, Madrid o Roma, al nivel de respuesta a la guerra comercial. Ese whisky figura en el listado de bienes a gravar que elaboró la Comisión Europea como reacción a la introducción por parte de Washington de una tasa del 25% al aluminio y el acero. “Tengo la esperanza de que ese elemento se saque de la lista. Lo veremos en las próximas horas”, ha expresado el vicepresidente ejecutivo para la Estrategia Industria, Stéphane Séjourné, en una entrevista en Radio Inter.

El Gobierno de Emmanuel Macron es el que más rotundamente ha rechazado la inclusión de esa bebida en los contra-aranceles de la UE después de que Trump amenazara con una tasa del 200% al vino o el champán europeos.

“Hemos trasladado a la Comisión Europa nuestras peticiones específicas de productos que pensamos que no son fácilmente sustituibles por industrias españolas”, ha explicado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, antes de precisar: “Tenemos que ser inteligentes y tener una estrategia que minimice el impacto a nuestras industrias y que mande un mensaje muy claro de que no queremos una escalada en términos de conflicto”.

La Comisión Europea prevé enviar esta tarde a los estados miembros el listado definitivo de productos con los que pretende gravar productos estadounidenses por un valor de 26.000 millones de euros, que es la cifra que se verá dañada por el 25% al sector siderúrgico europeo. La votación para la entrada en vigor de esos aranceles (prevista para el 12 de abril) será este miércoles.

Esa será la primera respuesta y el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, ha explicado que tendrán que debatir “el próximo movimiento” que pasa por preparar el sistema comercial para prevenir del posible dumping que se produzca desde Asia ante la imposición de aranceles a esos países que haga que losproductos se desvíen al mercado comunitario al no encontrar demanda en EEUU por la subida de precios así como por dar apoyo y servicios para las empresas europeas” y “acelerar” las negociaciones comerciales con otras potencias.

Italia pide un retraso

El ministro italiano Antonio Tajani ha abogado por un retraso en la aplicación de esas primeras contramedidas hasta el próximo día 30 de abril para trabajar en que “la lista no sea perniciosa para las empresas” europeas y dar margen a las conversaciones con Washington: “Hay que avanzar con la espalda recta pero siempre buscando la negociación”.

“No significa agachar la cabeza, ni mucho menos, significa mantenernos firmes pero intentar encontrar una solución que sea útil para nuestras empresas”, ha agregado Tajani: “Lo ideal sería aranceles cero. La vía intermedia podría ser una reducción de los tipos del 10% por parte americana”. En todo caso, el ministro de la ultraderechista Giorgia Meloni se ha mostrado partidario de mantener la “unidad europea” y ha defendido la labor que está desempeñando el comisario de Comercio.

Francia y Alemania han sido de los países que han reclamado una mayor dureza en la respuesta a EEUU. En buena medida lo que consideran es que reaccionar con contundencia eleva la capacidad de negociación.

Y ahí llega el ejemplo de Elon Musk, que este fin de semana se mostró partidario de un “arancel cero” con la UE. “Creo que es un signo de debilidad”, ha dicho el ministro alemán, Robert Habeck: “La única interpretación que tengo es que ahora ve que sus propias empresas, pero incluso las economías se van a desmoronar por el lío que han montado”. El magnate se enfrenta a la subida de los precios para sus vehículos de Tesla y a las posibles represalias de la UE en el sector tecnológico para las ‘Big Tech’.

“Si tiene algo que decir, debería dirigirse a su presidente y decirle antes de hablar de aranceles 0, dejémonos de tonterías”, ha zanjado el alemán.