Abascal, descolocado ante los aranceles de Trump tras meses de subidas en las encuestas

El partido de extrema derecha se enfrenta a sus propias contradicciones ante la política arancelaria del presidente estadounidense y la sumisión que le rinde, lo que ha obligado a la dirección a dar instrucciones a sus cargos para que conjuguen ambas posturas

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Vox no ha dejado de crecer en las encuestas en los últimos meses, pero la dirección del partido de extrema derecha está viendo aterrada cómo ese auge electoral empieza a peligrar debido al apoyo incondicional que Santiago Abascal brinda al presidente estadounidense, Donald Trump. El líder de Vox asistió a la toma de posesión del mandatario norteamericano rindiéndole pleitesía. Pero la decisión del dirigente republicano de imponer aranceles a todos los países del mundo y, en especial, a los de Unión Europea, desatando una guerra comercial sin precedentes, ha colocado a Abascal en una difícil situación. El líder de Vox no se atreve a criticar a Trump, pero se esfuerza en convencer a propios y extraños de que su partido no está a favor de esa política arancelaria que, aunque la ven “legítima”, perjudica los intereses de los sectores españoles que él más defiende: la agricultura y la ganadería.

Para salir de ese embrollo, el partido de extrema derecha ha emprendido una feroz campaña contra lo que llama “mentiras y bulos”, que achaca “a los que intentan destruir a Vox” entre los que incluye al PSOE y al PP y a “la prensa comprada por el Gobierno”. Este domingo Abascal puso en práctica esa estrategia. “Ya sé que no es responsabilidad suya [le dijo a una periodista, en València], pero esa pregunta sobre el apoyo de Vox a los aranceles es absurda”. “Aquí el mayor arancel que estamos padeciendo los españoles y los europeos es el sostenimiento de la casta corrupta de los políticos españoles y de los políticos de Bruselas…..Aranceles es gastarse el dinero público en putas como han hecho los partidos que están en el Gobierno. Eso es el verdadero arancel”, apuntó el líder de Vox, que añadió: “Yo no voy a dar ni una sola explicación más sobre nuestra postura porque es muy clara y porque ya me he dado cuenta de que lo que se pretende es una manipulación absoluta de estas palabras, así que esto es todo lo que tengo que decir”.

El enfado de Santiago Abascal era patente ante una pregunta que le persigue desde hace semanas y sobre la que hace malabarismos para poder dar una contestación: ¿por qué Vox no critica sin tapujos y se muestra claramente en contra de la política arancelaria de Trump que perjudica los intereses de España?

Como la respuesta es difícil de trasladar a sus incondicionales, la dirección del partido de extrema derecha ha elaborado un argumentario que ha distribuido entre a todos sus cargos, según adelantó El País. Consiste en liberar al presidente de los Estados Unidos de toda responsabilidad y apuntar contra el Gobierno de Pedro Sánchez y el “bipartidismo” de PSOE y PP, a los que Abascal culpa de haber “arrastrado a España a una guerra comercial suicida” pactada en Bruselas. “Ni Von der Leyen, ni Sánchez, ni Feijóo han defendido los intereses de los españoles. Nuestra economía compite en condiciones de desigualdad por la burocracia ideológica del bipartidismo”, sostenía la semana pasada el líder de Vox en un mensaje en su cuenta de X.

Abascal aprovechó la primera visita que hacía a València desde que ocurrió la tragedia de la DANA para montar un acto de desagravio e insistir en sus ataques al Gobierno y al PP, sin mencionar a Trump, al que no ha dejado de rendir absoluta pleitesía desde su toma de posesión, el 20 de enero. El líder de Vox carga contra el Gobierno de Sánchez por lo que considera un “sometimiento a China” y por “pagar” las bombas que lanza Rusia contra Ucrania al comprarle el “doble de gas del que le compraba antes de la guerra”.

En ese tira y afloja que se trae entre manos Abascal insiste en asegurar que Vox “jamás ha apoyado los aranceles contra España”, aunque tampoco los ha criticado delante de Trump, mientras se centra en acusar tanto a Sánchez como a Feijóo de ser “los paladines anti-Trump”. El líder de Vox incluso ha llegado a vaticinar que “la única que se iba a librar de los aranceles en Europa” iba a ser Giorgia Meloni [presidenta de Italia] “porque, en palabras del señor Trump, le cae bien”. Un vaticinio que no se ha cumplido, ya que Italia también ha sido víctima de la política impositiva del presidente norteamericano.

Es más, Abascal se ha llegado a ofrecer como intermediario entre España y EEUU. “Estamos absolutamente dispuestos a tener una interlocución con el Gobierno de Estados Unidos. Ya lo hemos hecho anteriormente y lo seguimos haciendo”, señaló este fin de semana en el acto valenciano. La teoría que mantiene el partido es que si Vox estuviera en un Gobierno se tendrían “las mejores herramientas” y “las mejores relaciones para poder hablar con la administración Trump y poder proteger los intereses de España”.

Este lunes, el portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, matizaba ese ofrecimiento mientras insistía en la teoría de que “nunca” han justificado los aranceles pese a que no es cierto puesto que hacía pocos días los había calificado como “legítimos”. “Hemos criticado siempre en Washington que no debía haber esos aranceles, hemos defendido siempre todo en beneficio de los españoles y lo que pedimos es negociar, pero negociar ¿quién?”, se preguntaba, mientras cargaba de nuevo contra el PSOE por sus casos de “corrupción”. “Un Gobierno decente iría a Washington a negociar”, sentenciaba después. Al ser preguntado sobre si realmente Abascal se va a ofrecer “por patriotismo” para mediar entre Trump y Sánchez para que no aplique a España esa política arancelaria, Fúster puso “un par de condiciones”. “La primera, la dimisión en bloque de este Gobierno corrupto y la convocatoria de elecciones”, señaló. “Con ese nuevo Gobierno se verá cómo con Vox mejora todo”, llegó a decir.

El portavoz de Vox se apuntaba después a los malabarismos puestos en práctica por otros dirigentes del partido y reconocía que “las decisiones del Ejecutivo de Estados Unidos pueden perjudicar a los españoles”.

Ese discurso había sido destrozado unos días antes por Jordi de la Fuente, el nuevo líder del sindicato afín a Vox, Solidaridad. En el acto de su presentación en Madrid, De la Fuente defendía con ardor la política arancelaria de Trump asegurando que “España y Europa deberían de hacer lo mismo” para proteger a sus trabajadores y a su sector industrial. “Estamos a favor de lo que dice el señor Donald Trump porque esas medidas proteccionistas son las que tendríamos que aplicar aquí para proteger nuestro mercado. Dejamos entrar productos birriosos, hechos con mano de obra esclava, que tiran los precios por el suelo, que destruyen nuestra industria en una absoluta competencia desleal y encima sin pasar ningún tipo de control, como las famosas frutas fecales de Marruecos”. Luego añadía: “En el siglo XXI postmoderno y ‘woke’, las ideologías han muerto. Trump no viene de la clase obrera, pero está defendiendo a la clase obrera”.

Poco después reculaba y ante el malestar generado en la cúpula de Vox, el sindicato matizaba sus declaraciones en X.

En el PP han aprovechado los complicados contorsionismos de Vox frente a Trump para arañar votos y retratar a Abascal entre los ganaderos y los agricultores, los sectores más afectados por la política arancelaria. Aunque la prioridad en Génova es aprobar los presupuestos en las comunidades donde necesitan el apoyo de Vox, Alberto Núñez Feijóo no va a dejar pasar la oportunidad para desgastar a su principal rival, pese a que lo va a necesitar para gobernar si gana las elecciones generales.

Las encuestas internas del PP apuntan a que la postura de Vox ante los aranceles puede dañar a los de Abascal después del repunte que lograron tras la DANA y la victoria de Trump. El propio Feijóo ha iniciado la ofensiva contra el líder de Vox, señalando que “nadie que se considere un patriota” puede relativizar el mal que causan los aranceles porque son “un ataque a la agricultura, la industria y, en definitiva, a la gente”. Otros cargos del PP seguían la senda marcada por su líder, como la secretaria general, Cuca Gamarra, que hace poco pedía a al líder de extrema derecha que deje de comportarse como un “mayordomo de poderosos extranjeros”, mientras criticaba que “aplauda bobaliconamente” el hecho de que se pongan tarifas del 25% a sectores estratégicos españoles.